domingo, 20 de diciembre de 2015

E.

“And this is how you are just because you were born old, and you’re just getting younger”.

Más joven,
como ese tiempo que se nos arruga entre los dedos
y por el que solo nos vemos
en la cresta de una arruga,
en la depresión de una ola.

Más joven, como todo lo que se crea a cada momento,
como cada poema que se escribe,
como cada deseo que nace.

Más y más joven,
hasta nacer.
Hasta nacerte entre nuestras manos
Más consciente que nadie de que eres creatura,
de que nos crías,
de que nos quieres.

Más joven que nunca
en tu amor y en tu cuidado,
más inconsciente.

Más joven, como lo son las nuevas formas de arte,
como lo son las nuevas formas de amor.

Tan joven como el tiempo,
el tiempo que nos inventamos para estarnos,
el tiempo que se inventa para apartarnos.

Y tan tan joven, que solo creces.
Que creces expansiva y nos tocas con la punta de tus palabras,

Tan joven como los Eneros,
como los años nuevos,
en los que renaces cada año,

tan joven. 

Oph

lunes, 14 de diciembre de 2015

Punto de fuga.

Sobre huir y no saber a dónde.

Sobre huir a cuando me haga mayor y...
o a cuando era pequeña y...
huir a cuando estés aquí,
a cuando yo esté de nuevo allá.

Huir y...
sólo querer huir,
solo querer huir.

Huir hasta llegar y encontrar un nuevo punto de fuga,
un pasado que pesa
un futuro que ahoga,

y huirte
y huirme.

Huir como huyen los que cuentan que Nueva York te enseña a vivir,
con su lengua intrincada en una ciudad que no se entiende,
pero que está llena de oídos.
Huir como aquellos que aún hablan español pero han olvidado de lo que hablan
huir a su conciencia desde la mía que se deshace pero no se olvida,
desde mi conciencia que solo huye, hasta la suya, que sola queda.

Conciencia inmigrante que irrumpe en la conciencia del otro
y que no se asimila,
pero tampoco se aprehende.
Desde mi, que no os pertenezco
y que os siento tan cercanos como distintos,
como distinta me señaláis.

Huir porque no he aprendido a vivir pero sobrevivo,
hasta huir finalmente, a gatas,
hasta mi misma,
hasta sentir que he llegado,
y que aquí me quedo huyendo
y que yo soy mi punto de fuga.

Oph.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Instrucciones para tomar crema. (Por fin otoño).

Solo puede hacerse crema en la mañana, solo por la mañana hay sol.

Sol para recogerte madurada, para abrirte canal, hasta sacarte todas las pepitas.

Retirarte las hebras, una a una y guardarme tus pipas.

Para secarlas al sol. Al sol de tus mañanas.  

No maduran las pepitas, pero se secan, como los miedos,

Y entonces me los como, como a los soles y a sus manchas.

Mirarme las manos, los dedos coloreados de ti, porque a mi sol no me queda. Y tampoco me queda tu piel, me queda una línea fría de teléfono electrónico, sin cable que nos de la ilusión de seguirlo hasta el otro lado, pero me quedas tú, en mis manos teñidas de mañanas y de promesas.

Triturar por último todo eso que nos sobra, y alimentarnos con eso que nos quede. Hasta hacernos compañeras, hasta olvidar que alguna vez estuvimos solas.

Consumir, fría o caliente. Sola y acompañada, contigo si estás, y sin ti si me faltas.

Hasta volver a salirnos juntas a secar al sol si es que hay lágrimas, hasta volver a entrarnos a mojar en té.


Echando de menos tus rutinas, tu sol y tus pepitas. 

Oph. 

martes, 3 de noviembre de 2015

El cambio



Fue el primer otoño rojo, tan largo como tardío. 
El primero en todas sus historias.

Otoño de un octubre tan largo como una tarde en la que el amor crece y se expande.
Tan rojo como los amaneceres que habían pasado a mejores vidas, 
y como las manzanas que se pudrían en los rincones.

Era tiempo de cambio y las hojas mudaban y caían, 
casi todo al mismo tiempo.
Todo para recordarle lo mucho que se parecían el cambio y la muerte,
Lo lejos que estaba el cambio del crecimiento
y la esencial diferencia entre crecer y aprender.

Como en una broma bienintencionada las calles se llenaba de máscaras
y el piso de tiempo incrustado 
y de pensamientos amarillos y lanceolados que la llevaban a casa.
Igual que los cansancios 
y las esperanzas naranjas y pinnadas, 
que no caían 
y que no se quedaban.

Y entonces esperó al silencio de sus latidos, 
solo para ver si aún tenía miedo, 
y por un momento comprendió la luz y aprendió las sombras.

Hubiera necesitado todo el pegamento del mundo para dejar las cosas tal como estaban.

Oph.

Así que bajó y rompió todos sus versos.

viernes, 23 de octubre de 2015

El barro.

Los seres creados del barro solo de barro pueden hacer el amor.
Con las manos y los cuerpos; con las costillas.
Con las costillas con las que conocen. Con los pulmones con los que aman.

Créanme, que les he visto modelar al otro las carnes,
Apoyarse en su primera herramienta epistémica:
allá al lado del labio,
un poco después acá en la palma.
Sucia de un barro caliente que resbala hasta el codo, por el alvéolo y por los hígados.
Tan primera que no se la arrebatan, más que si ellos mismos se la arrancan.

Créanme, que les he visto arrancársela,
Sacarse una costilla y usarla como palanca:
allá al lado del pulmón,
un poco después acá en el ventrículo.
Quebradiza y maltratada, y luego tallada y cuneiforme para volver al barro.
Tan secundaria que más que para hacer sirve para contar.

Los seres creados de barro solo de barro pueden contarse el amor.
Contárselo hasta amarse un poco más, hasta dolerse un poco menos.
Y prometerse que se harán de nuevo. Y que repondrán la costilla, y que besarán el pulmón.
Con esa área de al lado del labio primero, primera herramienta.

Con esa palma sucia después, que está del lado del latido.

Oph 

.

Uno a uno te sacarán los huesos,
Una a una te quemarán las raíces,
Las de aquel lugar en que me criaste,
Aquellos huesos con que me formaste.

Uno a uno, para cambiarlos por piezas de plástico,
Una a una, para recordarme que no puedo cortar las más,
Que de la tierra no se cae el cielo,
Que una vez de barro cubierta no se florece.

Uno a uno, para recordarme que se nos pasa el tiempo,
A los dos y a cada uno, aunque ya no te encuentre al otro lado de la mesa volcado en la televisión.

Una a una, aunque ya no nos escondamos en un anochecer que se hace tarde,
Que barre sus propias raíces debajo de los muebles

Porque sabe que por mucho que se saque nunca se vacía.
Que por mucho que se queme nunca se corta:

De raíz. 

Oph.

viernes, 9 de octubre de 2015

,

Tal vez me voy, sin ti. Tal vez a dormir, contigo.

Porque no puedo explicarte que te quiero con la lengua amputada sobre una bandeja de plata fría y brillante.

Allí la han dejado tendida, en un escaparate violento y epiléptico junto a esa melena que se cae y enreda la pesadilla que no llega.

Allí, colgando de unas pinzas que se le clavan hasta los goterones de sangre y saliva insomne contra el suelo. A su derecha un maniquí blanco y anoréxico que no la mira, ni se atreve a mirar a su izquierda.

El maniquí abre su boca fría y exhala silencios. Y traga, mirando hacia otro lado.

Tampoco él tiene lengua, ni puede explicarle nada con sus miembros amputados. Ni si quiera tiene sangre, ni saliva, ni gotera.

Y ella tal vez se vaya, contigo. Tal vez a dormir, sin ti.

.

En una ciudad sin noche no debería esperarse tampoco amanecer. Puede ofrecerte ciruelas a las 4 de la mañana y parecerte que ni si quiera es tarde, pero no le pidas amor a las 2, ni brisa a las 6.

La noche es tan larga que la ciudad no tiene mañanas.

Y si se la usurpa se la ha visto escupir y tirar las tazas de café, tan lejos que uno piensa en contaminar con él su subsuelo, a ver si así despierta. Pero es tu mismo suelo, ese suelo, que conceptualmente llega hasta allá. Que realmente apenas me sostiene.

La noche se pasa, se la llevan los trenes.

Y es tan oscura que apenas se distingue entre el barullo.

La mañana es tan corta que temo salir a verla de nuevo.

Es tan íntima que es la noche de los muertos y el deber de los esclavos.

Oph.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Water lilies.



Hay ciertos estados de debilidad que tal vez solo una luz puede reparar.

La luz, que puede posar en el estático de la tela si se la convence con aguas. O en el estático del cartón, si se la engaña sobre el origen. La luz, que puede bailar en la materia, percibida como compacta, por una pupila contraída y aun flácida: por la que entran a un tiempo las luces y salen a destiempo las sombras.

Y así, en ese entrar y salir, en ese haberse ido; en ese haberte quedado se despertaba, muy antes del amanecer, muy antes incluso del choque. Y todita rota se levantaba desperdigada por la cama, llena de polvo y astillas. Una matrioska abombada de sudor, de frío, y de falta de lágrimas, tan hinchada que no tenía donde meterse; tan seca que se le habían acorchado los pulmones. Tal vez las niñas de madera no puedan llorar, pero desde luego lo necesitan.

Sobre todo mientras esperan:


La luz, que puede llegar a dar calor a la vida, a una naturaleza que explota sutil y delicada. 

Oph. 

domingo, 23 de agosto de 2015

Nudity in NY. Met Sketches.

La humanidad en carne y hueso, “in the flesh”, casi un boceto, como solo la podemos pensar.

La humanidad conceptual, saliendo de un cuerpo que se derrama, en la línea del siguiente, escondiéndose entre este y la seda, disfrazada y cultural.

Como dos cuerpos que se amaban en el espacio y al juntarse a un ritmo hacen el amor, y trascienden la entelequia y el tiempo y lo humano construyendo aquello que no les era ajeno, pero que no era tangible, sabiendo que no se deconstruye después, aunque pueda volverse a reconstruir.

Una humanidad que se desborda y excede los límites de lo humano, trascendiendo al tiempo, ingenua de lo divino, de lo que tan poco nos queda, que nos asusta encontrarlo por sorpresa, en un mano a mano con el origen, con el espíritu.


Una humanidad que se ve pasar, de sala en sala, de brazo en mármol a ojo en teca. Pero una humanidad que no pasa, que no te llevas, una que acompaña, y sobre todo se queda. 

Oph

NY, NY. W/a/ndering.



Partir hacia un monstruo de más de 8 millones de cabezas, un monstruo que no parece tener corazón pero si mucha hambre. Eso dicen todos, y eso responden las cabezas, las primeras: extranjeras, fruto del miedo.

Partir, dejando todas las armas, partir sin saber volver.
Cabría esperar que al aire los pensamientos fueran más ligeros, como si se viajara a la luna, como si se llegara hasta Marte. Pero yo no me llego, y tú no te vienes. Acá un desconocido hojea una guía de viajes, allá otro dormita y yo si entierro los ojos, es solo para esconderlos, para que el monstruo no me pille mirándolo. Hay quien hasta se pone gafas de sol, hasta quien lleva un libro del revés.

Hoy que no estabas he mirado al monstruo cuando pestañeaba, en turnos tímidos, y allí te he visto en caras que no eran la tuya y me he visto en ojos cuyo fondo no era negro, en hombres llorando en coches, o en mendigos gritando en las calles. Hoy te he visto cenando, bajo la lluvia del aire acondicionado.

No hay estrellas aquí, el monstruo de las ha comido, pero las sirenas también brillan y de esas tiene muchas. También hay nubes y en ocasiones cielo.


En unas horas he estado tan sola que tendría que volver a aprender a hablar. 

miércoles, 22 de julio de 2015

La AGRI-dulce

Irse, para volver y hacer las maletas
y temer perderse en el camino,
y temer perder el miedo a perderse.

Pero irse de nuevo.

Irme para que no haya a donde volver,
irme sin saber a dónde voy,
irme solo por eso.
Solo porque quiero quedarme
Pero tal vez aún no se adónde.

Irme y cerrarte
y tal vez abrirme,
pero irme sin las llaves.

Irme porque sé que no hay camino
que no hay destino
y que no se hacen.
Que yo no soy,
que tal vez ni si quiera estoy.

Irme porque tengo miedo,
porque el calor de Madrid me agobia
y porque puede que el frío de Nueva York me mate,
irme a ver si...

Irme con los papeles en regla
y el pie en cartabón,
para tal vez no haber marchado nunca,
para tal vez no saber volver.

Irme de mi.
y revolverme,
sin ti.

Irme, y tal vez, Irma.

Oph.

lunes, 22 de junio de 2015

Vista sagital.



No la sabemos ni la encontramos pero sigue siendo un constructo válido en nuestras mentes, en la boca de todos, en las ansias de muchos, como válido, como explicativo, como sinónimo de opilorio, de inefable. 
En contraposición a lo animal -pero emocional y ciclónico-; a lo tecnológico -construido y pensado- único oxímoron en única palabra, único al menos al que juegan las niñas y las escuelas. 

A mí los animales, los cables, las pasiones.
A mí las culturas, el barrunto, tu electricidad.
A mí para humanizarme en vuestra danza,
para deshumanizarme en un traspiés o en una lágrima. 

"Tan solo dos ojos y una libra de carne".

Por cada flor que pintaba distraída, pintaba inmediatamente un sol,
que le quitara la compañía del zorro, que le diera calor y con ellos vivía y esa era su humanidad.

Oph. 

domingo, 24 de mayo de 2015

Limpieza general.


Hiciste un gran esfuerzo por traerme todo aquel invierno
disfrazado de otoño en hojas secas,
pacientemente,
hoja a hoja.

Hoy he limpiado y revuelto los recuerdos,
allí te esperaba ese invierno
que abandonaste a la mitad,
ya todo deshojado,
allí mi otoño,
disfrazado de primavera en labios y pétalos.

En un abril muy seco,
en un invierno muy cálido,
pero nos mojamos
y pasamos frío por miedo a guardarnos,
tu también tenías que ser oxímoron.

Y a pesar del miedo guardé tus hojas,
aunque no tenía dónde.

Hoy ya no me quedas,
hoy que ya no hay otoño
he encontrado pétalos y flores en esas hojas,
secos pero aún colorëados,
y sin ti,
he guardado los pétalos
y he tirado las hojas,
sin dejar ni un nosotros,
y con ellos a mi,
y a ti.

Oph.

martes, 19 de mayo de 2015

Una cita con un sexo.



"In Greece, truth and sex were linked, in the form of pedagogy, by the transmission of a precious knowledge from one body to another; sex served as a medium for initiations into learning.
For us, it is in the confession that truth and sex are joined, through the obligatory and exhaustive expression of an individual secret. But this time it is truth that serves as a medium for sex and its manifestations"
M. Foucault.


La dermis inflamada ante el contacto ligero,
urgente de tenerte y más urgente aún de que te tengas,
de dejarte ir.

Los poros se abren al calor de la noche
-huyendo la mañana-,
se abren y abrazan la transpiración:
la carne que pide,
el alma por una libra,
los ojos por los pulmones
y
el sol
que se pone en el plexo.

La osa mayor se cuela entre tus dientes,
y ahí nos quedamos esperando su vuelta,
con los huesos al aire y el alma en arrugada en un cajón,
sin día y sin ganas.

Vuelve pronto,
que me entran elefantes en los poros de pensarte,
que luego no hay quien me los saque,
que ellos también buscan su noche.

que yo puedo dejarte ir,
pero no ellos a mi.

Oph

martes, 5 de mayo de 2015

Psi

Odilon Redon



Conocí a unos hombres que deseaban ser objetos,
una mujer intento de mesa,
un varón intento de sombrero,

había también varones que no se pensaban mujeres,
mujeres que no se sabían varón
y luego personas, que no se querían nada más.

Pero las mesas no entienden de construcciones,
y los sombreros no saben nada del poder.


Había un varón a semejanza de Dios,
una diosa a imagen de mujer,

caídos en un pecado ajeno y una vergüenza propia,
crecidos de la mutilación ajena,
construidos en la clasificación y la violencia.



Había una mujer sin orejas que no veía,
un varón sin ojos que no entendía,

y de ahí su pretensión de objeto,
y de aquí su deseo de conocimiento.



Unos hombres que creían en el saber,
una persona vara de medir,
una otredad institución.

Y entre todas inventaron la objetividad,
y entre todos tuvieron que engullirla.

Oph

jueves, 19 de marzo de 2015

En noches como esta.

No vino como se le esperaba,
no fue la rápida exhalación brillante y clara de la que le habían hablado.
Vino tan roto en pedacitos que ella misma tuvo que reconstruirle,
a pesar de cortarse el cuerpo con las aristas
de mancharse el alma con las heridas,
Tanto fue así que apenas lo reconoce,
que apenas lo acoge,
lo ve pasar.

Es tan diferente de lo largo tiempo esperado
que disfrutarlo es siempre amargo y ansioso.
Como un niño abandonado y abrazado,
y vuelto a llevar a la escuela a la mañana siguiente,
y vuelto a caer en el barro
y vuelto a besar la rodilla,
y casi sin querer tocado sobre el muslo.

Pero es que ese es el estilo de las vidas,
una bofetada que acaricia,
un beso que araña,
el pan fresco mojado,
un frío que esconde el miedo
si ellas supieran lo insano que es eso en los primates…

Al menos espera continuidad en la inconsistencia
y que desaparezca tan lentamente como vino,
que apenas note la ausencia,
que apenas el dolor,
que a penas la marcha,
en tan pequeñas privaciones que no haya deseo,
en tan pequeños pedazos que nada quede de ella después,
que fuera esta la vida.

Y es que en días como este me tuve entre los brazos,
y en noches me dejé caer,

volar al vacío.

Oph*

domingo, 1 de marzo de 2015

Punto de encuentro

Nunca encontró comunión más pura mancillada, mas nunca encontró comunión después.

Ellas eran sus ojos y solo a su través se podía conocer el mundo. Como única forma de entender eran forma única de expresar. Cualquier otro signo, cualquier otro atisbo de vida era una mentira muy franca, sin intención. No expresaba más que su incomprensión, y no había nada de cierto en ella.

Por ellas era legión, solo ellas comprendían su contradicción sórdida, la construían e incluso en el proceso podían jactarse de belleza, único testimonio de vida al otro lado de ese cuerpo. Único testimonio de la pena ni de la gloria.

“El papel lo aguanta todo”; que dicen, pues sí. Era el único pasaba el brazo, que arrimaba un hombro bajo el peso.

Solo así pasaba de mujer llamada a persona autoproclamada, de criatura conocida y expuesta a ojos ajenos a manifiesto, de visión y juicio a exposición y velo, a mentira.

Y solo de estas mentiras elegidas y gritadas, arrojadas a los pies, escupidas a las caras, solo así pudo conocerse ápice alguno de verdad.

Solo así pudo palparse la verdad sórdida en la convulsión, en el movimiento y el ahogo, en la fatiga, 
en la vergüenza, tras la sonrisa.

Y fue entonces allí mismo, ante la mirada de unos extraños que consumó su amor más carnal, que por primera y vez última habló y ellos la miraron como si comprendieran, pero no.


Y siguieron llamando, mirando y juzgando. Sin golpes, como si nada, uno de ellos no por no tener no tenía ni miedo.

Oph

martes, 17 de febrero de 2015

Invierno Amarillo.

...continuación

Les traje en los zapatos aquella que las olas del mar no me quiso traer, se la traje en la piel. Aquello que no era más suyo que mío, que era menos mío que suyo, que solo esperaba no haber extraviado en la risa y el desconcierto.
Se lo traje esperando que lo reconocieran tras el viaje, que también quisieran conocer a la artífice de tal deformación en lo más preciado.
Se lo traje para que me miraran como se mira a los animales en el circo, para que me vieran tras las rejas, oda a la humillación, y pensaran más en ustedes que en mí. En cómo habían llegado a tal perversión, en cómo me habían encerrado tras las sombras.
Para que me reconocieran entre la pena y el asco. Se lo traje por si tal vez me confundían con la bailarina o el poeta, por si les había distraído el guitarra o la cantante, por si ya no querían verlo.

En realidad solo me traje por si seguías mirando, al otro lado de la reja, por si aún me veías aún en la sombra.

Oph

lunes, 2 de febrero de 2015

La flor.

Miro a la incertidumbre, encerrada dentro del vaso
frágil y vulnerable adopta la forma del invierno.

La miro y está como distorsionada,
excediendo el contorno del cristal-i no-
Solo un pestañeo es suficiente para desbocar al corazón hasta la taquicardia,
solo un suspiro podría reventar el vaso y llenar de cristales las ideas ya mojadas,
aun a sabiendas de que en ese estado será imposible recogerlas del suelo sin cortarse.

Miro a la incertidumbre y sé que en realidad esta lo es todo,
que no existe la certeza ni la querríamos,
que ni si quiera nos importa,
que pasará solo una vez aunque al pasar nos golpee infinitas veces,
que nos encontramos siempre pendiendo del no retorno,
que éste es el único eterno.

Miro a la incertidumbre encerrada dentro del vaso y me sonríe
y me repliega y se asusta,
y me asusto y se expande.

Miro a la incertidumbre que adopta la forma amarilla de este invierno.

Y en un vaso, como olvidada, se desmalla la flor.

Oph

domingo, 11 de enero de 2015

"El otro lado del espejo"

Me miraste aún con las manos ensangrentadas, llenas de cristales. Consciente de haber roto el puente a la realidad. Jugueteando con la idea entre tus manos, aunque escurra ya hasta los codos y encharque el piso, y los calcetines en los zapatos. Un puente a ti misma, un puente al pasado.

Me la enseñas a mi, que sabes que vengo "del otro lado del espejo" y que no voy. Y yo te devolví la mirada, como se devuelven los besos. Desde el otro lado.
Me la enseñas a mi ahora que puedes, antes de que vengas a mi lado, y entonces no podamos pensarnos, ni enseñarnos nada.
-Ni queramos-

Y te reías... enloquecida y furiosa y vida.

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Me la enseñas a mi, que sabes que no la conozco y que no deseo los puentes, que he renunciado al pasado, a mi, Que mi realidad es ilusoria, y que no la creo más que para colocarme en el tóxico y ligero vapor que exhala al chocar contra el frío, y así parecer como que transito, aún sin piso, y sin calcetines en los zapatos.

Me la enseñas sobre todo porque no tengo futuro en que recordarla y sabes que eso os duele.
La sangre sigue brotando y tu te revuelcas en su olor nauseabundo mientras dure y en su calidez, como si pensaras que puede ahogarme o eclipsarme.
Me la enseñas porque no estoy, porque solo estuve, o estaré, y ni aun entonces podré verla.
Me seduces entre olores y gritos, en sudores y gemidos, tu, te jactas de tu propia mitosis, me seduces en silencios. Y no te das cuenta que no haces sino tender a mi, sino llamarme.

Y me reía... inefable y cuerda y muerte.

Oph

miércoles, 7 de enero de 2015

"Día estrellado".

Allí estaba la esencia, en el fondo de la noche, 
en el borde del día.
En darlo por comenzado sin dar por terminado el 
anterior
Nosotros también estábamos allí, inconscientes en palabra y acto.
En que este ya fuera el 
presente
Aboliendo a gritos, empapados en sudor, deseosos de amar.
Noche, en la que el significado de estos conceptos se disolvía, 
revueltos en la luz, que clara entra, atravesando la mañana, los cristales.
Arremolinando las motas de polvo entre el rayo y la pupila.
Cargando un ambiente que no entiende, que no quiere y no enrarece.
Nuestros estómagos no piensan lo mismo.
Que no respira, que no está. Que no tengo, que no hay.
Nuestras cabezas no pueden sino rugir a traspiés
La luz chillona nos habla de nuestro pecado,
nuestra inmortalidad
Qué fractura más constante, qué dislate
En el borde del vaso se alborozan los suspiros.
“¡Oh, cráneo privilegiado!”
En el fondo hasta los posos se ríen.
Que aun roto y cuadrado sigue rodando,
engranaje sobre engranaje,
cuerpo sobre cuerpo.
Es casi medio día y aun el sol pende de un hilo.
Tan frío y distante como me siento prefiero quedarme aquí contigo.
No, luna no hay. No digas disparates.
¿Hasta
mañana?
Sí.


Oph- 
31 diciembre-1 enero.