jueves, 19 de marzo de 2015

En noches como esta.

No vino como se le esperaba,
no fue la rápida exhalación brillante y clara de la que le habían hablado.
Vino tan roto en pedacitos que ella misma tuvo que reconstruirle,
a pesar de cortarse el cuerpo con las aristas
de mancharse el alma con las heridas,
Tanto fue así que apenas lo reconoce,
que apenas lo acoge,
lo ve pasar.

Es tan diferente de lo largo tiempo esperado
que disfrutarlo es siempre amargo y ansioso.
Como un niño abandonado y abrazado,
y vuelto a llevar a la escuela a la mañana siguiente,
y vuelto a caer en el barro
y vuelto a besar la rodilla,
y casi sin querer tocado sobre el muslo.

Pero es que ese es el estilo de las vidas,
una bofetada que acaricia,
un beso que araña,
el pan fresco mojado,
un frío que esconde el miedo
si ellas supieran lo insano que es eso en los primates…

Al menos espera continuidad en la inconsistencia
y que desaparezca tan lentamente como vino,
que apenas note la ausencia,
que apenas el dolor,
que a penas la marcha,
en tan pequeñas privaciones que no haya deseo,
en tan pequeños pedazos que nada quede de ella después,
que fuera esta la vida.

Y es que en días como este me tuve entre los brazos,
y en noches me dejé caer,

volar al vacío.

Oph*

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