lunes, 2 de febrero de 2015

La flor.

Miro a la incertidumbre, encerrada dentro del vaso
frágil y vulnerable adopta la forma del invierno.

La miro y está como distorsionada,
excediendo el contorno del cristal-i no-
Solo un pestañeo es suficiente para desbocar al corazón hasta la taquicardia,
solo un suspiro podría reventar el vaso y llenar de cristales las ideas ya mojadas,
aun a sabiendas de que en ese estado será imposible recogerlas del suelo sin cortarse.

Miro a la incertidumbre y sé que en realidad esta lo es todo,
que no existe la certeza ni la querríamos,
que ni si quiera nos importa,
que pasará solo una vez aunque al pasar nos golpee infinitas veces,
que nos encontramos siempre pendiendo del no retorno,
que éste es el único eterno.

Miro a la incertidumbre encerrada dentro del vaso y me sonríe
y me repliega y se asusta,
y me asusto y se expande.

Miro a la incertidumbre que adopta la forma amarilla de este invierno.

Y en un vaso, como olvidada, se desmalla la flor.

Oph

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