domingo, 24 de mayo de 2015

Limpieza general.


Hiciste un gran esfuerzo por traerme todo aquel invierno
disfrazado de otoño en hojas secas,
pacientemente,
hoja a hoja.

Hoy he limpiado y revuelto los recuerdos,
allí te esperaba ese invierno
que abandonaste a la mitad,
ya todo deshojado,
allí mi otoño,
disfrazado de primavera en labios y pétalos.

En un abril muy seco,
en un invierno muy cálido,
pero nos mojamos
y pasamos frío por miedo a guardarnos,
tu también tenías que ser oxímoron.

Y a pesar del miedo guardé tus hojas,
aunque no tenía dónde.

Hoy ya no me quedas,
hoy que ya no hay otoño
he encontrado pétalos y flores en esas hojas,
secos pero aún colorëados,
y sin ti,
he guardado los pétalos
y he tirado las hojas,
sin dejar ni un nosotros,
y con ellos a mi,
y a ti.

Oph.

martes, 19 de mayo de 2015

Una cita con un sexo.



"In Greece, truth and sex were linked, in the form of pedagogy, by the transmission of a precious knowledge from one body to another; sex served as a medium for initiations into learning.
For us, it is in the confession that truth and sex are joined, through the obligatory and exhaustive expression of an individual secret. But this time it is truth that serves as a medium for sex and its manifestations"
M. Foucault.


La dermis inflamada ante el contacto ligero,
urgente de tenerte y más urgente aún de que te tengas,
de dejarte ir.

Los poros se abren al calor de la noche
-huyendo la mañana-,
se abren y abrazan la transpiración:
la carne que pide,
el alma por una libra,
los ojos por los pulmones
y
el sol
que se pone en el plexo.

La osa mayor se cuela entre tus dientes,
y ahí nos quedamos esperando su vuelta,
con los huesos al aire y el alma en arrugada en un cajón,
sin día y sin ganas.

Vuelve pronto,
que me entran elefantes en los poros de pensarte,
que luego no hay quien me los saque,
que ellos también buscan su noche.

que yo puedo dejarte ir,
pero no ellos a mi.

Oph

martes, 5 de mayo de 2015

Psi

Odilon Redon



Conocí a unos hombres que deseaban ser objetos,
una mujer intento de mesa,
un varón intento de sombrero,

había también varones que no se pensaban mujeres,
mujeres que no se sabían varón
y luego personas, que no se querían nada más.

Pero las mesas no entienden de construcciones,
y los sombreros no saben nada del poder.


Había un varón a semejanza de Dios,
una diosa a imagen de mujer,

caídos en un pecado ajeno y una vergüenza propia,
crecidos de la mutilación ajena,
construidos en la clasificación y la violencia.



Había una mujer sin orejas que no veía,
un varón sin ojos que no entendía,

y de ahí su pretensión de objeto,
y de aquí su deseo de conocimiento.



Unos hombres que creían en el saber,
una persona vara de medir,
una otredad institución.

Y entre todas inventaron la objetividad,
y entre todos tuvieron que engullirla.

Oph