lunes, 19 de noviembre de 2012

Militia est vita hominis super terra.






Si Dulcinea pudiera decir, y téngase en mente que tanto o tan poco pudiere como cualquiera de vuesas mercedes, estoy segura que aun en su espíritu virtuoso y noble no diría sino estruendosa carcajada apuntando a todos aquellos que de su existencia se burlan sin conocer la naturaleza de la suya misma, o más bien, la de aquellos que se jactan de conocer. ¡Vive Dios!,  que de esta nada difieren y que es sólo loco aquel que no sea capaz de representarse como contingente su propia experiencia.

Tiene por ello gracia que justamente tú te empeñes en llamarme Dulcinea, tú que nada pareces saber de mí, porque si lo supieras no hubieras escogido este apelativo, y por ello mismo no puede haber sido más acertado.

“En cada error hay una realidad que por serlo es cierta”.

Claro que soy consciente de que pongo a Cervantes y al lector por inexistentes, pero temo que si los añado queden ustedes más confundidos, y yo más inexistente. No quiero ni pensar qué ocurriría si como para todos existiera también para ella un Lofraso cualquiera. 

No se atrevan a pensar por esta humilde elipsis que a tanto llega mi inocencia, solo trato de hacerme compresible, para ahorrarles trabajo, que ya no aspiro a comprensión alguna.

A compartir, tal vez a eso aún aspiro, pero no a que me compartas, claro, a que te compartas, únicamente conmigo, sin yo compartirte con nadie, que de tanto compartir acabarías por romperte y si bien eso no me gustaría, temo aun más desaparecer yo de tanto vaivén, o perder alguno de los pedazos ya comprimidos, alguno de esos aun por comprender.

Aunque alguien se pierda, por si nadie se encuentra.

"Vivirás mientras alguien vea y sienta
Y esto pueda vivir y te dé vida."

Oph*

martes, 6 de noviembre de 2012

Por ensalmo y descuido.




Una serenidad inflamada, un suspiro anóxico, unos pulmones que al contacto con el oxígeno arden en busca de una ausencia, porque ya te has ido y ni siquiera puedo recordar claramente que estuviste, que tal vez hubieras estado, cerca o lejos ya no importa, simplemente que exististe. Como si de un tiempo a esta parte te fueras, como si de silencios te perdieras, tal vez eras uno de esos seres que necesita de una eternidad para quedarse, una de esas almas ansiosas y volubles, como si de un ser no autoconsciente trataras, una que del pensar de otros necesitara para existir, para ser, cual obra sin proyecto, sin nombre más que el que tal vez saliera de mis labios y aun ahora ya voy notando cómo me canso al tratar de recordar lo que nunca existió, lo que nunca fue por entero e independiente, lo que nunca pudo estar construido por sí solo, más allá de mi propia construcción de lo mismo y es que tan siquiera puedo pensarte sin tener que inventarte y ni tan siquiera esta invención puedo cuidar, esta que dudoso esfuerzo supone, y terrible daño ejerce por disonancia, por traición, cómo cuidar entonces de tu débil y quebradizo espíritu, que a cada paso debía reconstruir, cómo acercarte, cómo haberte siquiera alejado cuando no eras sino lo que por mí existías.

¿Cómo, nostalgia inmanente?

Oph*