miércoles, 7 de enero de 2015

"Día estrellado".

Allí estaba la esencia, en el fondo de la noche, 
en el borde del día.
En darlo por comenzado sin dar por terminado el 
anterior
Nosotros también estábamos allí, inconscientes en palabra y acto.
En que este ya fuera el 
presente
Aboliendo a gritos, empapados en sudor, deseosos de amar.
Noche, en la que el significado de estos conceptos se disolvía, 
revueltos en la luz, que clara entra, atravesando la mañana, los cristales.
Arremolinando las motas de polvo entre el rayo y la pupila.
Cargando un ambiente que no entiende, que no quiere y no enrarece.
Nuestros estómagos no piensan lo mismo.
Que no respira, que no está. Que no tengo, que no hay.
Nuestras cabezas no pueden sino rugir a traspiés
La luz chillona nos habla de nuestro pecado,
nuestra inmortalidad
Qué fractura más constante, qué dislate
En el borde del vaso se alborozan los suspiros.
“¡Oh, cráneo privilegiado!”
En el fondo hasta los posos se ríen.
Que aun roto y cuadrado sigue rodando,
engranaje sobre engranaje,
cuerpo sobre cuerpo.
Es casi medio día y aun el sol pende de un hilo.
Tan frío y distante como me siento prefiero quedarme aquí contigo.
No, luna no hay. No digas disparates.
¿Hasta
mañana?
Sí.


Oph- 
31 diciembre-1 enero.

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