miércoles, 24 de noviembre de 2021

A las cosas que no recuerdo

 Y yo no recuerdo,

qué pasaba cuando no me deseabas,
cuando no me querías,
cuando no me cuidabas...

Y por eso no puedo escribir sobre si lloraba sola en un rincón y tú me ignorabas,
O si me golpeabas,
O si me gritabas para que me callara,  

sé que esperas que yo si lo haga,
porque parece que tu puedas hacerlo, en instantes gloriosos,
en palabras que vuelan como espadas -de la lengua a los oídos-,
como un espejismo en un lago de fango,
allí te miras y sin embargo no nos ves,
más que arropada en tu abrigo de piel,
más que escondida en tus gafas de sol.

Y yo te escucho desde el otro lado,
pero mi silencio no te toca,
y distorsionado me llega
que todo eso ya pasó.

Y yo no recuerdo,

pero sé lo que ocurre cuando no me aprecias,
cuando no me quieres,
cuando no me cuidas...
te veo fuera de ti y me siento de nuevo pequeña 
y entonces tal vez yo no,
pero entonces mis vísceras recuerdan. 

Y yo no me acuerdo, 
y entonces no me sé, tampoco hoy, el cómo, el cuándo o el porqué. 

y yo no me acuerdo,
pero me gustaría que imaginar no duela.

II. No eres tú. Soy yo.

Sé que no quisiste odiarme,
sé que solo te odias a ti,
y que yo estaba cerca.

Y sé que ni tu te deseas,
ni te cuidas,
ni te quieres. 

Pero yo quiero volar,
lejos de ti,
lejos de eso.

Sé que el daño está tan inscrito en cada anillo de cada corteza de cada árbol,
en cada letra que redondita te describe,
en las alhajas redondas que anidan en los dedos,
que no lo ves,
pero lo sientes,
te hiere, te abre
y disparas. 

Pero eso no es mío,
aunque me lo señales,
me lo grites,
o me lo tires al piso.
Y tampoco lo fue nunca. 

Sé que no entiendes mis quejidos, -que aspiran a queja-
mis dudas,
mis acusaciones,
mis límites. 

Sé que te llevo fuera de ti,
que te soy estridente,
desagradecida, 
vil. 
Y que te hago sentir pequeña
y te llevo allá, 
donde tus vísceras estaban intactas
y aunque tu no recuerdas,
tal vez ellas sí. 

Sé que te hiero
sé que te sangro
sé que desgarro.

Y lo siento
y no. 

Porque aunque no recuerde,
sé.

Sé que entonces no te pude rechazar y tal vez por eso lo hago ahora.

Ojalá no toda tú,
y aún me guardes un pliegue en ese abrigo,
aunque sea de pieles,
aunque lleves gafas,
y ojalá yo aún sepa entrar

viernes, 29 de octubre de 2021

Verte

En el ojo ajeno me nazco

en la pupila madre,

y allí me construyo:

jaula, barrote, presa

y allí aprendo a morder

y a aullar de miedo


En el ojo ajeno me baño,

de lágrimas, ira o risa

y allí me quedo

a tientas buscando el mío

hundiendo los dedos en la córnea,

asomándome al abismo de la pupila


Que tal vez allí...

graviten los astros,

las galaxias no se expandan,

y no haga frío


Que tal vez aquí,

en el fondo de los ríos

bailen los peces desbocados

y pueda ser solo mío


E incluso ahí,

tal vez si me encuentro me asusto,

y existo y muero


E incluso entonces,

me sigo mirando en ti, en él o en la vereda,

que tal vez no soy, no crezco, no cambio

y no muero.

miércoles, 22 de septiembre de 2021

hasta hoy nunca te había escrito

y eso me duele también

-una tímida nota, devorada por las llamas-

quizás sea porque dueles,

pero sobre todo me enseñas:

cuán perdida he estado,

cuán callada,

cuantísimo miedo.


¿le tuve que regalar mi voz a una bruja para conocerte?

quizás porque nunca me imaginé sin voz, ni piernas, 

ni de agua hasta el cuello,

pero hoy agradezco cada gota que me ayudó a ahogarme, a gritar

cada gota que colmó el vaso. 


últimamente me han dolido muchas cosas,

antiguas y nuevas

el dolor continúa pero ahora quizás fluya, brote, limpie, cree:

y crea y creo que tal vez se termine,

o tal vez no,

pero sea de nuevo tierra, suelo y raíz. 


en este dolor si me conozco,

en este dolor, aún a ojos cerrados y a tientas me encuentro yo

y el agua aquí es para beber y nadar

aunque vaya la marea en contra

y aunque a mi me cueste tragar.


incluso con esas puedo:

dar un portazo,

un pisotón,

abrir una ventana

desplegar las alas

y salir a volar. 



En el cuerpo,

que siempre he tenido olvidado,

en el cuerpo te recuerdo cada día. 


En el cuerpo te sentí.

No sé si a ti, que tal vez a penas existías,

pero a mi, 

potente, fuerte, viva

frágil, cansada, parca

y en el cuerpo, aún me dueles. 


Y en el cuerpo te despedí.

aunque vi formas y surcos fuera,

pero en mi,

te abracé, te acuné, te dormí

aunque para siempre te fueras,

-presa del sueño o de la muerte-

en mi cuerpo quedará el lugar que hice para ti. 


Hoy sangro también. Hoy, de acuerdo con mis cálculos, cumplirías un año. 



m

jueves, 16 de septiembre de 2021

A mi monstruo le duele el corazón

A mi monstruo del armario:

que me muestra irracional,
que me avergüenza con su miedo

sal de ahí, que aún así te veo,
sal de ahí que aún así te quiero. 

A mi monstruo de debajo de la cama:
que me salpica de lágrimas y sal,
que se esconde entre la suciedad,

ven aquí, que te quiero abrazar,
ven aquí, que me quiero sanar.

A mi monstruo: escondido, yermo, sucio, sin dientes ni sonrisa.
No tengas miedo de mi, que yo no quiero tenerlo de ti.