viernes, 12 de febrero de 2016

Labarth.

Una cucharada más,
hasta que te salga por las orejas
que te he mirado bien adentro,
detrás de cada uno de los cartílagos
y entre pellejo y pellejo
que aún solo tienes cera.

Otra cucharada de crema para el lobo,
hasta que se le caigan los dientes,
hasta que se le pudran los estómagos,
hasta la séptima digestión,
hasta el quinto ácido biliar,
hasta regurgitar el páncreas,
y rumia y rumia
qué cruel el lobo,
que ni los niños lo miran si no se ha arrancado hasta las encías.

Otra cucharada más,
aun no vomitas.
Traga, traga,
aun queda mucho en la nevera
el invierno todo lo conserva
aun cuando se va la luz,
aún sin masticar,
aun sin digerir,
hasta retorcernos las tripas
y el metal bruñido
como el rechinar del cerrar el ojo
bruxismo,
como el golpe del abrir
carámbanos.

Una cucharada más,
que aun no te necrosa el estómago,
otra más,
que aun sientes algo,
otra por papá,
otra por mamá.

Abre, abre la boquita,
abre que aún no te has muerto. 

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