domingo, 31 de enero de 2016

Bedtime story. De camino a casa.


La gente seguía de pie, mirándose con sonrisas perdidas entre la música distante y el presente alcohol. El humo ya sabemos desde hace años que no queda, que entumecía la atmósfera cargada y aun podía confundirse la vida con su baile y a la muerte con su olor.

/¿Te quedas un rato y te acompaño a casa?/No, me voy./¿te vas a ir sola?/Sí./Ten cuidado./Ténganlo ustedes, que lo tengan los malos./

Rebuscó sus pedazos en la sala y los montó con cuidado sobre sus zapatos. Salió sin hacer ruido, con un dedo sobre los labios de las tapas y las orejas arrancadas, bien empacadas en la cartera. 
Salió al aire helado de la ciudad.

Hubiera matado por un contacto. /Disculpe,/ chocando contra un hombre en el metro, -disculpe-que no había pedido consentimiento. /¿Me permite?/ Tras haber arrasado ya con el último poste al que agarrarse de una ciudad temblorosa, todo por si cayeran juntas, asegurarse de caer ella debajo.

/Es increíble lo frío que se puso de repente./ Sí, quién diría que estamos en Febrero, invierno lo llaman, aunque por fin otoño era su costumbre.

/No te lo vas a creer, y salió sin decirle nada. Y llevaba tres días sin llamar./¿Otra vez?/Desde luego las hay que se lo buscan,/ el camino, claro y la suerte, que eso ni es suerte ni es nada, que eso se lo han ganado a pulso.

/Si alguien pudiera donar, por el amor de Dios, que tengan un buen día y Dios les bendiga y les tenga en el corazón, si alguien pudiera donar, que Dios les bendiga, si alguien pudiera donar, que Dios les bendiga,/ que yo no canto pero también tengo los ojos hambrientos, quién se creería que se pasa hambre en el sofoco y la multitud, que hablaría si estuviera despierto que lo estaría si tuviera fuerzas, si viera algo al abrir los ojos, si no se me hubieran caído, entre una vía y un andén /dropped something?, leave it!. Never go down onto the tracks, for any reason. Your safety is more important./.

Un día de cielo azul, entrar a un departamento de cielos naranjas, como días.-/¿una habitación?/ No, que no era español/, no se traducen tan bien los sueños. 
Y allí su abuela, tejiendo abrigos de dos nubes bien enhebradas que no llueven, ni nievan. 
Tejiendo en la barriga del buey que se mueve. 
Para un cielo gris para un invierno contaminado.

Y colmenas, de abejas enfurecidas. 

Y suciedad, de ratas de colas enredadas en sus heces y sus sangres.

Un camino alambrado, un brazo que se suelta, que se cae del propio frío y que pisa antes de poder recoger del suelo. 
Tres pisos de escaleras y una cama deshecha.

No querer ni encender la luz para no verse las pestañas, no saber apagar el ordenador para no verse el silencio y no oír la oscuridad. Desabrochar el sostén sin tener que enseñar a nadie cómo hacerlo. Desnudarse como si se pusiera ropa y dejarse caer sin mirarse el cuerpo.

Cerrar esos ojos caídos entre la vía y el andén, su seguridad es más importante.

Arropar y agarrarse al borde de la cama.


Dormir.

Oph.

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