domingo, 17 de abril de 2011

Lara.





Ven, mi niña de los ojos de almendra, porque hoy eres también mía, aunque yo no sea nada tuyo, o al menos tu no lo sepas; ven y te prometo que haremos el bordillo, cuando nada entiendas y llores desconsolada sin saber lo que quiero decirte, ni entender esa necesidad que parezco tener de organizarte la vida. Y la verdad que no me extraña, niña preciosa , que no entiendas este mundo en el que te ha tocado vivir, cuando nadie ha sido capaz aun de explicártelo, cuando nadie te ha preguntado si de verdad es esto lo que quieres, ni por qué todo el mundo se empeña en ser tan diferente a ti, y en creer estar siempre en lo cierto; cuando yo, que fácil lo tengo, a veces creo no entender nada; y sin embargo, a veces creo entenderlo todo cuando te miro y jugamos a que me devuelves la mirada solo cuando quieres, como para demostrarme que formas parte de eso que llaman incertidumbre, y el resto de las cosas lo forman para ti, y es por ello, que tal vez a veces te parezca que el mundo es tuyo, y otras que es todo contra ti, como cuando decides no mirarme con esos ojos de almendra y aun entonces me gustaría poder explicártelo todo.

Y es que a veces lloras como una niña caprichosa que no quiere volver a casa, y lo entiendo, porque no sabes decírmelo de otra manera, entonces soy dura y te hago ver que es hora de irnos, y acabas riéndote porque sabes que cometiste una pequeña travesura, y esa risa vale por todas las lágrimas y todas las palabras que nunca pudiste decirme y hueles a sol; pero otras veces lloras de incomprensión, perdida, y no sé cómo explicarte que todo va a ir bien y que aunque nadie sobre ello te haya preguntado todos creen que es lo mejor, y miras mis dibujos sin comprender, olvidas los pictogramas y los signos y desesperada de no poder ver esos ojos de almendra tristes canto, canto para que aunque no entiendas la letra y mi horrible voz tal vez te desquicie recuerdes la melodía y sepas que se repite, y que estará ahí cuando la necesites, para devolverle algo de control a tu vida, para hacer que superes en cierto modo la incertidumbre. Y a veces, llegadas a este punto a veces me haces caso y otras no, es entonces cuando te prometo apretándote la manita que en cuanto podamos haremos el bordillo y pondrás un pie delante de otro, segura, capitán y timonel de tu propio barco y tu propia vida, o al menos así lo creas el mayor tiempo posible mientras esperas a que toque hacer otra de esas cosas que no entiendes.

Y cuando ese momento llegue no tuerzas el ceño ni arrugues tu pequeña frente, aunque sea solo porque te moleste el sol, porque no poder explicarte lo que en adelante viene a ti te hace fruncir el ceño, pero a mí, me parte el alma.

Por eso pasearemos por donde tú digas y subiremos donde tú quieras, porque cuando te pida la mano se que ahí estará presta al calor y al contacto, porque creo que es en este en el que tú tripulas, en el mundo de las caricias y los abrazos, que tal vez no te hagan comprender, pero sin duda nos hacen sentir mejor y nos unen no solo físicamente, sino porque nos explican el mundo, a nuestra manera.

Oph**

1 comentario:

  1. Oph, este texto es lo más dulce que he leído en muchísimo tiempo, y ten en cuenta que estoy acostumbrado a (intentar) leer tus ojos risueños, tus tiernas sonrisas y los ingredientes que vienen en los envoltorios de las tabletas de chocolate.

    Felicidades :D

    ResponderEliminar