domingo, 17 de enero de 2016

A voz y media.

Sitting on the dock of the bay.
Wasting time.
Sitting in the morning sun
I'll be sittin' when the evenin' come
Watching the ships roll in
And then I watch 'em roll away again, yeah

I'm sitting on the dock of the bay
Watching the tide roll away
Ooo, I'm just sittin' on the dock of the bay
Wasting time

I left my home in Georgia
Headed for the 'Frisco bay
'Cause I've had nothing to live for
And look like nothing's gonna come my way

So I'm just gonna sit on the dock of the bay
Watching the tide roll away
Ooo, I'm sitting on the dock of the bay
Wasting time


Look like nothing's gonna change
Everything still remains the same
I can't do what ten people tell me to do
So I guess I'll remain the same, yes


Sitting here resting my bones
And this loneliness won't leave me alone
It's two thousand miles I roamed
 Just to make this dock my home

Now, I'm just gonna sit at the dock of the bay
Watching the tide roll away
Oooo-wee, sittin' on the dock of the bay
Wasting time

(whistle)

Otis Redding
Sentada en la cola de la luna
Los pies colgando hasta que los moje el sol
Ver las nubes que se vienen
Saber que las olas no se irán.

Sentada en el muelle de la bahía
Enredada en el mareo y la espuma,
Simplemente sentada
En la marea que me lleva

Me dejé en los tres o en los dieciséis
Dirección a esta bahía
Sin querer dónde venía
Sin saber cómo salir.


Así que simplemente me sentaré en el muelle de la bahía
A enredarme en el mareo y la espuma
Simplemente sentada
En la marea que me lleva.

Y solo me quedan sueños
Sueños que seguir recordando
No puedo seguir
Solo seguir deseando

Aquí sentada descansando los pulmones
Y no parece que este oxígeno vaya a dejarme
Son solo cinco mil setecientos sesenta y ocho suspiros
Para hacer de estos pulmones hogar

Así que simplemente me sentaré en el muelle de la bahía
A enredarme en el mareo y la espuma
Simplemente sentada
En la marea que me lleva.

(Y las olas rompen contra el mar)

Oph

viernes, 15 de enero de 2016

Adivina adivinanza.


¿Cuánto hizo falta para arder?
que el calor es el calor,
pero el agua no ayuda.
Dos, dos para cada una.

¿Cuánto hizo falta para apagar la llama?
que el agua es agua,
pero tu calor no ayuda.
Cuatro y un poco de leche: tres rooibos, un chai.

¿Cuánto hizo falta para ahogar?
que el calor se hace agua,
que el agua va hasta el cuello.
Seis, que tú seguías con sed. Y yo con ganas de mear.

¿Cuánto ?

Uno, uno para llevar

jueves, 14 de enero de 2016

Un libro para todos y para nadie: Ein Buch für Alle und Keinen.

Dios no ha muerto.

Lo matamos hace tiempo,
no nos hizo falta el superhombre
ni Zaratustra,
ni el ermitaño.

Lo hemos matado de a pocos,
unas pocas mujeres molientes,
unos pocos hombres corrientes.

Que destruyeron la naturaleza
al punto de que no queda si quiera posibilidad de ermitaño que venga a iluminar,
que trascendieron al destruir,
que testigos de la ausencia de rabia divina
vieron que era bueno,
y al séptimo día descansaron.

Y el Viernes fueron a escuchar jutba,
y el Sabbat descansaron,
y el Domingo comulgaron.

Sin verse las manos llenas de sangre,
porque estaban llenas de oraciones y de reglas.

Y los ojos llenos de luz artificial,
y los sesos de metal,
y las bocas de ganado,
y la tierra de plástico,
y el plástico de peces,
y los peces de dioses.

Y escucharon a los profetas,
y esperaron a los mesías,
y alabaron hasta a los muertos.

Mirando hacia arriba,
sin verse las manos,
ni mirar a la tierra.

Sin olerse el pudrir,
ni sentir el escozor,
sin ser.

Mirando hacia dentro,
bebiendo de la distorsión perceptiva,
como hasta los animales beben la distorsión humana,
y las plantas crecen hasta en el asfalto,

Y nosotros no crecemos nada,
por mucho que aumentemos
Solo nos crecen hongos y los arrancamos,
virus y los matamos.
Bacterias,
y las envasamos.

Porque seguimos mirando desde cerca,
con una distorsión,
una de cerca que no ve,
pero cerca.

Que tal vez no tenga salida.
Y que no nos importa,
mientras no se escape el ganado,
mientras no se lo coman los lobos.

Y en la tumba
se revuelve Dios
y nosotros
ni nos lavamos las manos.

Oph.

Sensación real.





La sensación real es tiritar,
es morirse de frío,
no jugar a las metáforas,
calarte hasta los huesos
y no querer escapar.

Esa es la sensación real.

La sensación real no es de menos 21 grados Centígrados,
Ni de menos 6 grados Fahrenheit.
Whatever that means.

La sensación real es ver desaparecer la herida que a propósito me hice contigo,
allá en la cadera donde me nacen las piernas,
allá donde me abres y tiemblo
y no es de frío.

La sensación real es ver claramente definida aquella que me hice sin ti,
pero que aun dolía contigo,
allá en el pie donde me besas y sonrío
y no es de frío.

La sensación real es verte desaparecer de mis poros,
de mis sábanas
y de tus camisas.

La sensación real es que no haya metáforas,
es sentirte dolerme en el cuerpo,
también donde no hay heridas,
donde ni si quiera hay cicatriz,
dolerme de faltas
de ausencias. 

La sensación real era tu piel:
tu oxígeno y tu dióxido de carbono.

Mi piel era tan solo impostada:
y mi oxígeno y mi dióxido,
y mis carbonos.

Como lo son los acentos nativos en los inmigrantes 
y las caras de enfado de los policías turcos.

Tan impostadas como impuestas,
por la prisa y por el tiempo,
como lo están ahora el ahogo y el vacío
y las cuentas atrás.
Como lo están los kilómetros.

Océanos de otros átomos y otras células,
de distancias mal medidas 
en un sistema que se basa en los cuerpos,
pero no los entiende,
ni los toca.

Pero que conoce su sensación:
real.
- ja, ja, ja-.
Y la mide: y es un número.
menos veintiuno,
menos seis,
una hora menos, un día más,
morirse de frío,
esperar.

Esa es la sensación real. 

Como es real quitar tu sábana
y meterme en la cama
y ver que después de todo
quien sigue faltando allí
soy solo yo, 
que me he ido contigo,
y me tengo que volver,
a estar conmigo.


Esa es la sensación real. 
Esa y que no existan las metáforas.
Y que no existas tú.
Y que no esté yo.

Can't breathe, think, type.
Just write and see 
how different the letters are from the real feel.

Oph. 

Insomnios.



Nos dormimos a ratos
y por turnos,
para velarnos el sueño
-que es el morir-

Nos dormimos sin coincidir,
que te he buscado sin encontrarte
ni en la cama,
ni inconsciente.

Que me he enfriado sin calentarte
y me he destapado
y me he desvelado
para soplar la llama
y no estabas.

Porque duermes solo un rato
y a turnos
para velar el sueño.
Y en el mío te despiertas
y no estoy.
Y  el tuyo me desvela
y te vas.
-que es el morir-.

Nosotros que no conocíamos la mañana
y contábamos los mañanas hacia atrás
y esperábamos casi al medio día para desenredarnos las sábanas
y las piernas.

Para vernos amanecer en un sol bien alto,
bien grande.
Como la luna.

Nosotros vemos ahora salir el sol cuando no tiene inconveniente,
porque nosotros lo tenemos casi siempre.

Lo vemos salir,
pero no nos amanecemos.

No por mucho que sepa que me velas el sueño
y cierre los ojos
y abras la boca
y calle los poros
y aprietes los dientes
y allí no estemos

y otra vuelta de sábana.

-Que es el morir-. 

Oph. 

"Que toda la vida es sueño,
y los sueños sueños son" 

domingo, 20 de diciembre de 2015

E.

“And this is how you are just because you were born old, and you’re just getting younger”.

Más joven,
como ese tiempo que se nos arruga entre los dedos
y por el que solo nos vemos
en la cresta de una arruga,
en la depresión de una ola.

Más joven, como todo lo que se crea a cada momento,
como cada poema que se escribe,
como cada deseo que nace.

Más y más joven,
hasta nacer.
Hasta nacerte entre nuestras manos
Más consciente que nadie de que eres creatura,
de que nos crías,
de que nos quieres.

Más joven que nunca
en tu amor y en tu cuidado,
más inconsciente.

Más joven, como lo son las nuevas formas de arte,
como lo son las nuevas formas de amor.

Tan joven como el tiempo,
el tiempo que nos inventamos para estarnos,
el tiempo que se inventa para apartarnos.

Y tan tan joven, que solo creces.
Que creces expansiva y nos tocas con la punta de tus palabras,

Tan joven como los Eneros,
como los años nuevos,
en los que renaces cada año,

tan joven. 

Oph

lunes, 14 de diciembre de 2015

Punto de fuga.

Sobre huir y no saber a dónde.

Sobre huir a cuando me haga mayor y...
o a cuando era pequeña y...
huir a cuando estés aquí,
a cuando yo esté de nuevo allá.

Huir y...
sólo querer huir,
solo querer huir.

Huir hasta llegar y encontrar un nuevo punto de fuga,
un pasado que pesa
un futuro que ahoga,

y huirte
y huirme.

Huir como huyen los que cuentan que Nueva York te enseña a vivir,
con su lengua intrincada en una ciudad que no se entiende,
pero que está llena de oídos.
Huir como aquellos que aún hablan español pero han olvidado de lo que hablan
huir a su conciencia desde la mía que se deshace pero no se olvida,
desde mi conciencia que solo huye, hasta la suya, que sola queda.

Conciencia inmigrante que irrumpe en la conciencia del otro
y que no se asimila,
pero tampoco se aprehende.
Desde mi, que no os pertenezco
y que os siento tan cercanos como distintos,
como distinta me señaláis.

Huir porque no he aprendido a vivir pero sobrevivo,
hasta huir finalmente, a gatas,
hasta mi misma,
hasta sentir que he llegado,
y que aquí me quedo huyendo
y que yo soy mi punto de fuga.

Oph.