domingo, 20 de marzo de 2011

“I never loved nobody truly, always one foot on the ground”



Perdí esta vez, y parece que sin vuelta atrás, el pie que tenía en el suelo y ante la asombrada mirada de todos en vez de caer eché a volar, como empujada por una fuerza sobrenatural que me gustaría se hiciera más patente para poder entender, y poder sentir que en realidad existe ese algo diferente y sobrenatural; sin embargo, qué mejor definición tautológica de que esa fuerza existe porque vuelas y que vuelas por la existencia de la misma. Creo que para los problemas del corazón tendré que servirme a partir de ahora de esta pobre explicación, así como de la que clama mi corazón cuando no puede verte.
Y es que tanto me harté de decir que el amor no existía, que ahora parece incluso un agravio a la inteligencia y la moral proclamarlo como el sentido de la existencia y la fuerza de mis actos, espero que no se me acuse por ello de hipocresía o prostitución de mis ideas, por lo pronto, espero que no se me acuse más que de cobarde y temerosa, y es que qué es si no la sonrisa más que la retracción vertical de los labios, enseñando los dientes; asociada al miedo, a la sumisión a la superioridad del otro, que no se me acuse de más que de simple temerosa de la vida, que no es por otro lado, más que la peor de las faltas, la del odio; el odio, como la visión del otro como un ser maligno e impredecible, que queremos que desaparezca, puede hacernos daño en cualquier momento, lo que es lo mismo que decir, que no se trata de nada más que un miedo atroz y un desconocimiento extremo; en la medida que tememos aquello de lo que no podemos establecer control, el odio parece presentarse como un sentimiento extremo de la animadversión, nada más allá que una especie emocional en peligro de extinción; sin embargo, yo fui capaz de establecerlo contra el amor, y no lo es el genocidio, para que este exista vale con el odio de unos pocos, y la persuasión de otros tantos, la no actuación del resto; sin embargo, el odio no ha minado aun sus corazones y no se debe más que sentir lástima hacia todos aquellos que tanto odio sienten, y a veces acaban en la violencia y la agresión, como pobres criaturas aquí tiradas que creen haber sido olvidadas de su Dios y que sin embargo temen perder aquello que les ha sido dado, aunque esto sea a todas luces insuficiente, tal vez no sea esto más que por el beneficio de la duda que todos le brindamos a la muerte, bienaventurados seamos por no haber sido suficientes los con este dolidos.
Y no es sino el temor a esa muerte y ese irracional miedo a lo que aun si quiera sabemos que existe, cristaliza en nuestra capacidad para ser humanos, y no es sino la humanización ya como se dijo, aunque el universo nos aplastara, nosotros ganaríamos ante él al saber que lo estamos perdiendo, y si me pregunto hasta qué punto esto merece la pena, ese conocimiento que nos hace sufrir y devasta nuestra existencia y nos hace plantearnos más allá de a cualquier otro ser hasta qué punto la vida por sí misma, como un fin y nunca como un medio se establece y refuerza su consolidación y aun así al poder esto plantearnos, somos los únicos capaces de suicidarnos, o tal vez como si la ley de la parsimonia quisiera probar, seamos escorpiones que por una vez erramos el tiro, tomando a la vida como un fin en su mismo. Juzgándonos a nosotros mismos bajo el crisol de que la perversión no es nada más allá de la confusión de los fines y los medios.
Tolstoi nos instruyó sobre que cada uno debe buscar la justificación para la vida que ha decidido tomar, y es por ello que todos pecamos del sesgo de confirmación, y escogemos un camino concreto, conscientes que podríamos haber escogido cualquier otro, pero conocedores de la imposibilidad de haberlo hecho; ahora que la decisión ya ha sido tomada, tal vez por ello me cueste tanto retractarme de todo lo que dije, y tratar de mirar a todo lo que ya conocía como algo nuevo y diferente dispuesto a enseñarme cosas y no a engañarme bajo el halo de incertidumbre que todo lo cubre en nuestras vidas. Por ello, y por el simple hecho de tratar de aliviar esta incertidumbre, es por lo que escogemos sin planteárnoslo continuamente como si nunca otra opción hubiera habido, y tal vez esta sea la única manera de vivir un mundo irracional desde una mente que de racional ser, se vanagloria. Y es por ello que ya dijo Tolstoi de que la prostituta entiende el mundo desde su visión particular en la que es importante para satisfacer a los hombres que tanto la necesitan y por ello se vende, pero asimismo, hacen lo mismo los ricos que todo lo basan en su posesión y por ello roban y explotan a aquellos circundantes, pareciéndoles a todos, a los nobles y a las prostitutas la manera más adecuada de vivir la vida.
Por ello, y solo por esta nueva visión que he tomado prestada, es por lo que tal vez decida a cambiar mi visón del mundo, que ojalá fuera tan fácil como aquí lo planteo, pero, solo adquieres la visión en la que crees fehacientemente, lo demás es lo que cuentas al resto; esta nueva e idealista visión de la que hablo es la del amor, ese amor que parece ser suficiente como causa y motivo de la vida, no una meta, sino un fin en sí mismo, aunque este no sea más que un proceso de incongruencias mal definido e inconmensurable, tal vez solo por esta nuestra incapacidad para comprenderlo puede convertirse en algo tan puro y en lo que podamos tanto confiar, ya que de entenderlo más y de saber mejor su estructura de él desconfiaríamos, tal vez el amor, sea el nuevo Dios de este siglo, ahora que todos parecen haber perdido la fe en el que por antonomasia siempre se ha erguido sobre nosotros. U volviendo a los rusos, todo parece estar permitido, en la medida que no entorpezca los designios del amor; y soy consciente de lo farragosa que puede parecerles mi discusión y de que incluso tal vez piensen que debería aclararme antes de ponerme a escribir, pero creo que si lo hiciera, esto dejaría de tener sentido.
De un tiempo a esta parte, he eliminado esa muletilla al final de cada reflexión que impelía a pensar que desearía estar equivocada por las ideas tan horribles sobre el mundo y los hombres que exponía, hoy, sin embargo, como si de una nueva era de amor y paz fuera portavoz y ella os profetizara me gustaría no estar equivocada al descubrir lo que tantos otros ya hicieron antes, como una pequeña Cristóbal Colón de la época moderna que se vanaglorie de lo que muchos otros antes ya sabían su existencia, pero, como hoy esto va de Rusos, sin caer en el despotismo de Napoleón, ya que sí, tal vez todo esté permitido, pero sentir pena y culpa de sus actos es necesario para toda alma sencilla que atente contra los designios de aquello en lo que creemos ya queramos llamarlo amor o Dios, aunque este haya muerto y todo este permitido al no haber castigo futuro ni próxima pena


Oph**

1 comentario:

  1. Impresionante, muy bueno... pero de todas formas un par de espacios separando párrafos no le habrían matado... jajaja

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