martes, 19 de abril de 2016

Tiemp-Ó




Tiempo que en metamorfosis escapa de la forma humana 
y divertido en la confusión 
abre la puerta y parece expandirse, 
la entorna pero no se guarda.
Y se volatiliza en el espacio más cargado,
de cien vejeces inventadas,
y se cristaliza en el etéreo,
de siete infancias imaginadas.

Tiempo que nunca fue la solución
pero que se cree compartido.
Que se cree, a un tiempo, presente y significante,
pero que ensamblamos hace tan pocas horas
que su engranaje aún chirría
que aún acecha la vida,
que aún corteja la muerte.

Tiempo mágico que en oleadas
no forma mareas,
pero desorienta.
Palabras casi supersticiosas,
¡maldiciones!
que se escapan por el Tragaluz proyectando las sombras.
Sombras para las que inventamos historias
en parte para llenarlo,
y en afán lo vaciamos.

Tiempo que se extiende en paisajes
tras la ventanilla de un tren pájaro que llega tarde a la estación,
que toda cubierta de unas flores
no brota en esta época,
ni reverdece de este lado,
que no tiene astros, ni cielos. 
Pero llega tarde entonces,
y las sombras se alargan antes del atardecer
y se acaban las historias inventadas,
y resurgen las infancias sin sus magias
¡maldiciones!
en las que solo hay tú
y ya no hay tiempo. 



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