Tener siempre pareció mejor
que no tener, hasta que tuvimos que,
entonces quemamos las
raíces para que no sangraran
atamos y rematamos para
que no doliera
puntada tras puntada.
Hasta matar todos los
nervios,
hasta suturar
todas las venas
Hasta quedarse
sólo en la tierra tirada,
sin conexión alguna
sin barro en los pies
sin agua bajo las uñas
Solo en la tierra tirada,
con temor a que no haya
ya raíz alguna
a encontrarse arrancada,
a encontrarse muerta.
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