A veces se mira y solo se
toca las grietas,
no ve si quiera los
trozos
no huele a penas el
polvo.
A veces el polvo en la
nariz le encharca los ojos
y los ojos embarrados
cercen gusanos,
pero crecen.
A veces se escucha y solo
se ve los silencios,
no ve si quiera las comas
no huele a penas la
ausencia.
A veces la ausencia en
las palabras le corre la tinta
y el borrón nace a las sombras,
pero nacen.
A veces se toca y solo se
oye las aristas,
no ve si quiera los
agujeros
no huele a penas la
herida.
A veces la herida contra el suelo le rompe las costillas
y del sollozo brotan las penas,
pero brotan.
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