Abstraerse en la
bruma
hasta haberme substraído
del todo,
hasta haberme
desaparecido
y así
desdibujarme en las copas de un árbol que a ulular no se atreve.
Agitarme con
horas y ramas,
bosquejo de una
noche,
sueño claro.
Hasta subjetivar
y desde abajo desdibujar
la linde de todas las cosas
no poder
alcanzarla
deshacerla entre
dedos dendríticos
y seguir:
vigilia oscura.
Penar la
materialidad perdida,
entregarse a la
fractura,
lanzarse al yo
abisal
y desde lejos atisbar:
un boceto de luna
que huele a queso
y llora sal.
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