El
odio,
se extiende,
escapa, rebosa de su concha de carne
calcáreo
y blanquiazul
brilla y
sedimenta a un tiempo
y al
fin,
se deshace.
Odio,
que incrustado
en el vuelo de una boca a un tímpano
se sublima
y dispersa
y adopta
la forma del mundo
y al
fin,
guarda la forma de la nada.
Odio,
cuadrado sin esquinas, triángulo de siete puntas, dragón de medio dia
pezón rosado
y luminoso
bajo la
tela blanca-y-suave
y al
fin,
palpita.
Al fin
ama.
h
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