Del anticiclón
aprendí a esperar
y bebí gotas de rocío,
Aprendí disfrutar del
sol,
añoré la lluvia.
Del anticiclón
aprendí a vivir sin palabras,
dejé de gritar
pero provoqué la
borrasca,
pero esperé el
trueno.
Aprendí que las
hojas caen a destiempo,
siempre tarde,
brotan lejos,
Y que la luz
también moja
también cala.
Y que la lluvia
reverbera
también
calienta.
Y entendí que de
lo más simple,
se puede aprender
lo más complejo.
Y olvidé.
h
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