La humanidad en carne y hueso, “in the flesh”, casi
un boceto, como solo la podemos pensar.
La humanidad conceptual, saliendo de un cuerpo que se derrama,
en la línea del siguiente, escondiéndose entre este y la seda, disfrazada y
cultural.
Como dos cuerpos que se amaban en el espacio y al juntarse a
un ritmo hacen el amor, y trascienden la entelequia y el tiempo y lo humano
construyendo aquello que no les era ajeno, pero que no era tangible, sabiendo
que no se deconstruye después, aunque pueda volverse a reconstruir.
Una humanidad que se desborda y excede los límites de lo
humano, trascendiendo al tiempo, ingenua de lo divino, de lo que tan poco nos
queda, que nos asusta encontrarlo por sorpresa, en un mano a mano con el
origen, con el espíritu.
Una humanidad que se ve pasar, de sala en sala, de brazo en
mármol a ojo en teca. Pero una humanidad que no pasa, que no te llevas, una que
acompaña, y sobre todo se queda.
Oph