Odilon Redon
una mujer intento de mesa,
un varón intento de sombrero,
había también varones que no se pensaban mujeres,
mujeres que no se sabían varón
y luego personas, que no se querían nada más.
Pero las mesas no entienden de construcciones,
y los sombreros no saben nada del poder.
Había un varón a semejanza de Dios,
una diosa a imagen de mujer,
caídos en un pecado ajeno y una vergüenza propia,
crecidos de la mutilación ajena,
construidos en la clasificación y la violencia.
Había una mujer sin orejas que no veía,
un varón sin ojos que no entendía,
y de ahí su pretensión de objeto,
y de aquí su deseo de conocimiento.
Unos hombres que creían en el saber,
una persona vara de medir,
una otredad institución.
Y entre todas inventaron la objetividad,
y entre todos tuvieron que engullirla.
Oph
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