Como en un espejo que hiciese aguas te veo sin poder reconocerte,
como si se hubiera roto el reflejo a martillazos,
como si a faltar echara la negrura del fondo y no hubiera entonces reflejo alguno,
como si a sobrar la luz de la estancia rebosara la figura.
Como en un espejo te veo y no te reconozco,
como si la vejez no solo hubiera deslucido el esmalte sino al reflejo,
como si la nubosidad hubiera inundado para siempre el cristalino,
y las arrugas hubieran escarpado el espejo.
Como si en un espejo fuera
me busco con las manos y no me reconozco aunque me toque hasta el alma,
bajo la piel levantada y entre el tuétano abierto.
Como si hiciera falta el tuétano para sobrevivir al hambre y al frío,
(como si aún alguien quisiera eso)
allí me busco.
Y al no encontrarme solo me quedan las manos ensangrentadas y la tripa vacía,
y la carne lacerada de la búsqueda,
y el tuétano comido,
y el reflejo
y la distorsión
y todo eso que aún así es poco.
Como en un espejo...
en un dolor que no me reconozco.
Oph.
No hay comentarios:
Publicar un comentario