Tus sábanas
arrugan mi tiempo
igual que se
arruga tu frente cada mañana:
Lo achican, lo
esconden, entre sus pliegues
y uno a uno lo
vamos desdoblando encontrando y guardando con cuidado,
que no se rompa,
que no se afee, que no se olvide.
En tu cama cantan
las palomas,
en el techo abohardillado
y las vigas vistas ellas tampoco descansan en la mañana
pero allí, no me
dan miedo.
Porque se cuelan
la luz y el cante a partes iguales entre tus brazos,
y aun despierta
espero que todavía no suene la alarma.
Siempre lo hace,
tecnología de calidad, supongo,
estamos perdiendo
las buenas costumbres y los relojes ya no llevan pila
y ya no nos queda
esperanza, de que tal vez no suene,
de que tal vez se
pierda:
ese tiempo que
sabe a poco,
arrugado entre
tus sábanas.
Oph
julio, 2019